Los practicantes del Budismo de Nichiren que continuamente mejoran su práctica, avanzarán hacia la felicidad genuina en el camino de la fe. Los fundamentos del Budismo pueden ser simples, pero no simplistas. El dominio de estos fundamentos resulta en el arte de vivir bien. Los fundamentos de la práctica budista ofrecen una base de felicidad para todos nosotros miembros nuevos o con algún tiempo de práctica.
No podemos practicar el Budismo solos. Nosotros encontramos nuestras propias esperanzas en las esperanzas de los demás, aprendemos a ser misericordiosos a través de la amabilidad de los demás y nos alentamos cuando alentamos a los demás. Después de todo, no podemos vernos claramente sin el espejo de la interacción humana porque la manera en que vemos a los demás nos proporciona un medio para vernos a nosotros mismos. El Budismo enseña la importancia de tener "buenos amigos" en la fe. Necesitamos amigos que compartan la práctica de la enseñanza de Nichiren Daishonin de manera que podamos alentamos mutuamente, especialmente en tiempos de dificultad.
Una vez, uno de sus discípulos, le preguntó a Shakyamuni, "Teniendo buenos amigos y practicando entre ellos estaríamos a medio camino del dominio del Camino del Buda, verdad?". Entonces, Shakyamuni respondió: "Tener buenos amigos no constituye el punto medio hacia el Camino del Buda. Mas bien, constituye todo el Camino del Buda".
En el Budismo, los "buenos amigos" nos conducen hacia la enseñanza correcta del Budismo. Es difícil practicar el Budismo solos porque los obstáculos inevitablemente aparecen en el curso de nuestra práctica. Esta es la razón por la que el Budismo enfatiza la importancia de tener buenos amigos a lo largo de nuestra vida.
Los buenos amigos son especialmente importantes cuando comenzamos a practicar. Ellos comparten nuestras alegrías y pesares mientras nos alientan a practicar. A este respecto, el Daishonin dice: "La mejor manera de alcanzar la Budeidad es encontrar un buen amigo. ¿Hasta donde nos puede llevar nuestra propia sabiduría? Si tenemos la suficiente sabiduría para distinguir el calor del frío, debemos buscar un buen amigo" ("Tres maestros Tripitaka oran por la Iluvia", The Writings of Nichiren Daishonin, pág. 598).
Nuestros buenos amigos son nuestros compañeros, los miembros de la SGI. Nos alentamos mutuamente para orar al Gojonzon y contribuir en las diversas actividades. Es importante mantenerse en contacto con otros miembros de la SGI para aprender más acerca de la práctica. Mediante nuestra interacción podemos profundizar nuestra comprensión de la enseñanza del Daishonin y fortalecer nuestra fe. Siempre será insuficiente el énfasis que se ponga en la importancia de buscar buenos amigos y en luchar por convertimos en buenos amigos.
2. LAS REUNIONES DE DIALOGO DE LA SGI: UN OASIS DE DIALOGO
El espíritu de la Soka Gakkai anima las reuniones de dialogo. Compartiendo nuestras experiencias y dialogando juntos sobre el Budismo, podemos contribuir recíprocamente con nuestra fe.
Las reuniones de diálogo son nuestra tradición no sólo porque la Soka Gakkai haya venido realizándolas desde sus inicios; ellas representan la expresión del espíritu fundamental de la SGI para abrazar a todas las personas a través de un intercambio de corazón a corazón.
El primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, inició la tradición de las reuniones de diálogo. En lugar de dedicarse simplemente a explicar teorías o conceptos difíciles, él trato de comunicar la grandiosidad del Budismo de Nichiren mediante las experiencias de los miembros. A menudo viajó largas distancias para asistir a reuniones de diálogo y alentar a cada una de las personas del lugar. El segundo
presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, dijo posteriormente: "Seria maravilloso que alaben sinceramente la Ley si-quiera a una persona. Deben compartir sus experiencias, sus esfuerzos por propagar el Budismo y su vida. Si tres personas están asistiendo a una reunión, deben considerarla como importante".
Al final de una carta escrita desde el exilio, Nichiren Daishonin anotó: "Todos mis discípulos y seguidores deben leer y escuchar esta carta. Quienes son serios en su resolución deben discutirla mutuamente" ("El devoto del Sutra del Loto encontrará persecución", WND, 449). Aquí el Daishonin enfatiza la importancia del aliento mutuo en la fe.
Sólo un entendimiento intelectual del Budismo no impulsará nuestra práctica. Nuestra mente puede ser estimulada por conceptos maravillosos, pero mucho más a menudo nuestro corazón se conmueve con la sinceridad. Grandes pensamientos y sentimientos conducen a una gran acción. Cuando compartimos nuestras experiencias y realizaciones en las reuniones de diálogo, fortaleceremos nuestra decisión de orar y actuar por nuestras sueños y metas. AI mismo tiempo, conforme alentamos a otros que están atravesando momentos difíciles, en realidad nos estamos alentando a nosotros mismos, despertando así al sentido de misión para propagar el Budismo.
Una reunión de diálogo es un foro para intercambios de vida a vida. Todos nosotros estamos ocupados; sea en el hogar, el trabajo o la escuela; a menudo es difícil encontrar tiempo para asistir a las actividades de la SGI. Cuando hacemos el esfuerzo para hacer tiempo para asistir a las reuniones de diálogo, nos beneficiamos. En las reuniones, gradualmente vamos absorbiendo la sabiduría del Budismo y desarrollamos nuestra fe. Puede ser que no siempre entendamos los temas tratados en el diálogo, pero nuestra asistencia será, con el tiempo, un punto fundamental de nuestra fe y nuestra práctica. Una reunión de diálogo es un oasis de vida.
Con risas sinceras, testimonios conmovedores y frescas ideas sobre el Budismo, nuestras reuniones nos ayudan a cambiar el temor por coraje y la inercia por acción.
3. ASISTIR A LA UNIVERSIDAD BUDISTA DE LA VIDA
Nichiren Daishonin escri¬bió: "Esfuércese en los dos caminos de la práctica y el estudio. Sin práctica y
estu¬dio no puede haber Budismo". ("EI verdadero aspecto de todos los fenómenos", WND, 386). Además de la diaria recitación de las porciones del Sutra del Loto, de la invocación de Nam-miojo-rengue kio y la comunicación a otros de la grandiosidad de la enseñanza del Daishonin, también es importante involucrarse en un proceso de aprendizaje budista de toda la vida. Sin estudiar, no podemos practicar correctamente el Budismo.
El aprendizaje budista involucra la lectura y discu¬sión de los escritos de Nichiren Daishonin junto con el estudio de la historia y las ideas del Budismo que proporcionan un contexto para una mejor comprensión.
Mediante los escritos del Daishonin, aprendemos acerca de su vida, su espíritu y enseñanzas. Así, el entendimiento del corazón del Daishonin se convierte en una fuerza motriz para nuestra fe y práctica. Respecto a esto, el presidente de la SGI Ikeda remarca: "Nuestra base está en los escritos de Nichiren Daishonin. Estudiándolos ob¬tenemos el coraje para desafiar la injusticia y el poder para construir la felicidad".
4. CONSTRUIR UNA COMUNIDAD DE PRACTICANTES
El propósito de la SGI es ayudar a cada persona a desarrollar una felicidad inconmovible, realizando de esa manera una sociedad pacífica mediante la propagación del Budismo de Nichiren. Tal como la felicidad de una persona inspira a otra, la paz también se propaga de una persona a otra. Es por esta razón que la SGI
enfoca a las personas.
Con frecuencia asociamos a los grupos religiosos con restricciones sobre la individualidad o la libertad personal. No obstante, el Daishonin enfatiza la importancia de "muchos en cuerpo, uno en mente" como una característica ideal de una comunidad de budistas. En una comunidad budista, cada persona encuentra aliento para expre¬sar su peculiar potencialidad. Este énfasis en la diversidad queda expresado como "muchos en cuerpo". AI mismo tiempo, una comunidad budista crea armonía para alcanzar la meta común de una sociedad pacífica. Este énfasis en la armonía queda expresado como "uno en mente". Los dos conceptos son intercambiables: la paz no puede ser construida sin la felicidad individual, y la felicidad individual no puede existir sin paz. Lo que hace posible que la SGI vincule a la persona con la comunidad y la diversidad con la armonía es nuestra creencia en la universalidad de la Budeidad.
La SGI brinda una comunidad donde nos alentamos mutuamente a cultivar nuestras peculiares cualidades in-dividuales y nos ayudamos para realizar una sociedad pacífica. Todas las personas son valiosas en su Budeidad potencial compartida, y al mismo tiempo, cada persona es única en su expresión de esta suprema cualidad humana. Las metas de diversidad y armonía de nuestra comunidad budista no indican una ausencia de desacuerdos ni la au-sencia de simpatías y antipatías personales.
A veces es difícil llevarse bien con otros miembros o llegar a un acuerdo respecto a la manera en que deben realizarse las actividades. Con una membresía tan diversa, esto es natural. Pero es importante que cada uno de nosotros asuma la responsabilidad para construir la comunidad de creyentes ideal que vislumbró el Daishonin como "muchos en cuerpo, uno en mente". Una comunidad budista capacita a las personas para trascender el interés propio de modo que pueden discrepar respetuosamente y seguir unidas en la propagación del Budismo y la realización de la paz.
5. ESTABLECER UNA PRACTICA PARA LA VIDA DIARIA
La oración del Budismo de Nichiren -la invocación de Nam-miojo-rengue-kio y la recitación de las porciones esenciales del Sutra del Loto- es un acto de afirmación de la Budeidad al interior de nuestra propia vida, así como en la vida de todos los demás. Cuando oramos, estamos alabándonos a nosotros y a los demás por tener el potencial fundamental del coraje y la misericordia, respeto y sabiduría. Nuestra vida, entonces, responde a nuestro sincero elogio manifestando la Budeidad.
Nichiren Daishonin escribió que invocar Nam-miojo rengue-kio siquiera una vez con una sincera confianza en nuestra Budeidad innata tie¬ne un enorme y positivo efecto en nosotros. Por consiguiente, quienes recitan
continuamente el Sutra del Loto e invocan Nam Miojo Rengue Kio como su práctica diaria acumularán inmensos beneficios. Por esta razón, no debemos considerar nuestra práctica como un rito mágico o como una obligación. Mas bien, debemos considerar la oración diaria como un proceso para descubrir la valiosa gema de la Budeidad en los rincones mas profundos de la vida, abriendo así nuestro verdadero yo.
Nuestra práctica diaria es, en un sentido, nuestro "entrenamiento para la vida". Como levantando pesas, podemos aclarar nuestra perspectiva y fortalecer nuestra vida desde el interior. La consistencia de nuestra practica es muy importante. Por eso la práctica de las oraciones de mañana y de noche es llamada "práctica asidua". Con un refrescante gonguio de la mañana aseguramos la victoria del día. Con una sonora oración de la noche, nos preparamos para los desafíos de mañana.
Es difícil transformar nuestras condiciones de vida mas fundamentales en un sólo día, así como requiere de persistencia el vencer los malos hábitos. Pero a través de los esfuerzos diarios podemos establecer firmemente el estado de vida más profundo como la base de nuestra existencia. Los miembros nuevos pueden encontrar difícil ser consistentes en su práctica diaria. Por supuesto es mejor invocar dos veces al día - mañana y noche. Las circunstancias, sin embargo, a veces pueden impedirlo. Nuestra fe puede encenderse como el fuego al comienzo, pero no puede mantenerse firme si la pasión de la fe "se apaga" después de un corto tiempo.
Nichiren Daishonin dice, "Aceptar es fácil; continuar es difícil. Pero la Budeidad yace en continuar la fe" ("La dificultad de mantener la fe", WND, 471). Tal como enseña el Daishonin, la continuidad es muy importante en nuestra practica del gonguio. Cuando no tenemos tiempo, podemos invocar Nam Miojo Rengue Kio tres veces. Lo más importante es decidir mantener la fe en el Gojonzon a lo largo de nuestra vida.
6. DESARROLLAR EL CORAJE PARA AYUDAR A LOS DEMAS
Nuestra práctica tiene dos aspectos: La práctica para uno mismo y la práctica para los demás. La práctica personal con¬siste de la oración diaria, y la práctica para los demás indica que ayudamos a otros a aprender las enseñanzas de Nichiren Daishonin. Nosotros tratamos de comunicar la grandiosidad del Budismo de Nichiren para conducir a las personas hacia la felicidad. Así como una carreta no puede moverse sin dos rue¬das, nosotros no podemos avanzar en nuestra practica budis¬ta sin estos dos aspectos.
El Budismo enseña que la felicidad genuina no es posible sin ayudar a quienes nos rodean para que también disfruten de su vida. Nosotros luchamos por compartir nuestra felicidad para construir un sólido yo que no será influenciado por un medio ambiente negativo. Sin esforzarnos por la felicidad de los de¬más, no podemos gozar de una verdadera riqueza en la vida. La inseparabilidad del yo y el otro es una enseñanza budista vital. Nuestra meta fundamental, por consiguiente, es crear una sociedad firmemente basada en la dignidad de toda forma de vida y un mundo pacífico sin el sufrimiento y la miseria de la guerra.
La misericordia comienza con el coraje para trascender el egocentrismo. Debido a que con frecuencia resulta difícil hablar acerca del Budismo incluso con nuestras amistades mas ínti¬mas, precisamos del coraje para dar este primer paso. Con un sincero deseo por la felicidad de los demás, invitamos a nues¬tros amigos a reuniones de diálogo o compartimos con ellos nuestras publicaciones para comunicar la grandiosidad del Gojonzon y la filosofía humanística del Budismo de Nichiren. Fundamentalmente, comprendemos que es importante compar¬tir el Budismo no sólo por la felicidad de los demás, sino tam¬bién por nuestro propio desarrollo personal.
Los dos aspectos de nuestra práctica -para uno mismo y para los demás- son inseparables. No podemos mejorar sin avanzar en nuestra capacidad para abrazar a los demás, y no podemos ayudar a los de¬más sin fortalecernos a noso¬tros mismos. Conforme invo¬camos consistentemente al Gojonzon, podemos comuni¬car mejor la grandiosidad del Budismo de Nichiren. Nues¬tro carácter humanístico y la acción que emprendemos ba¬sados en ese humanismo brindan el testimonio más elo¬cuente de la validez de la fe. A la inversa, a menos que lu¬chemos por la felicidad de los demás, limitamos nuestro propio potencial para la Budeidad.
Sea que nuestros amigos empiecen a practicar o no la enseñanza del Budismo de Nichiren, su decisión debe ser respetada. Después de todo, la fe no puede ser forzada; de otra manera no podría ser considerada como fe. La coerción basada en el temor esta en total oposici6n al Budismo, que busca liberar el espíritu humano. Pero, independientemente del resultado, nuestros valerosos esfuerzos por comunicar la grandiosidad del Budismo son dignos de respeto e igualmente benefician tanto a los demás como a nosotros mismos.
El segundo presidente de la Soka Gakkai Toda dijo, "El simple hecho de hablarle a otros sobre el beneficio del Gojonzon ya significa una gran propagación del Budismo". El presidente Ikeda también escribió, "La propagación del Budismo debe acompañar nuestros esfuerzos por profundizar nuestros lazos de amistad y ganarnos la confianza de la gente". Conforme compartimos nuestras experiencias en la fe, el comunicar la grandiosidad del Budismo de Nichiren a través de las palabras y las acciones, nosotros expandimos nuestras capacidades humanas e inspiramos a los demás a despertar a su propio potencial supremo.
7. GOBERNAR LOS EFECTOS DEL BENEFICIO Y LA PERDIDA
A través de la práctica, veremos cambios positivos en nuestras circunstancias, tales como el vencer enfermedades o mejorar nuestra situación laboral. Aunque la mejora material o física pueda ser grande, el presidente Toda decía a menudo, que el verdadero beneficio de la práctica es la capacidad de abrazar la fe con alegría independientemente de lo que suceda.
El mayor beneficio de nuestra práctica budista es el de desplegar la Budeidad, un poder interior que nos posibilita superar cualquier cosa, disfrutando así de cada momento de nuestra vida. AI cultivo de este profundo estado de la Budeidad lo llamamos "revolución humana".
Nichiren Daishonin dice, "Beneficio significa disminuir el mal y crear el bien" (Gosho Zenshu, pág. 762). Nuestra vida esta dotada de la capacidad para disminuir las funciones que niegan la vida que es a lo que Ilamaríamos "mal" e instigar otras que afirmen la vida, que promuevan el "bien". Este proceso de desarrollar el poder para purificarnos desde el interior es, en sí, el mayor beneficio de la práctica budista. Con este fin, realizamos el gonguio, compartimos las enseñanzas del Daishonin y participamos en diversas actividades de la SGI. Conforme ampliamos y profundizamos nuestro estado de vida experimentamos una gran mejora, tanto espiritual como materialmente.
El presidente Ikeda comenta, "en tanto mantengamos la determinación de avanzar a lo largo del camino de la propagación, las condiciones adversas, con seguridad, se transformarán en beneficios. Puede ser que no entiendan esto ahora mismo. Sin embargo, conforme pase el tiempo, recordarán que todo salió bien y se les hará evidente que han venido avanzando todo el tiempo hacia la realización de sus deseos".
Cultivando nuestra Budeidad innata y respetando el potencial para la Budeidad de los demás, vemos cambios positivos en nuestra vida. De otro lado, si nos negamos o le negamos a cualquiera el camino hacia la Budeidad, nuestra vida se debilita y experimentamos confusión y sufrimiento. Esto describe lo que el Budismo llama "pérdida".
Es importante tener en mente que el beneficio o la pérdida es simplemente un reflejo de la condición de vida. En otras palabras, estas condiciones no denotan una recompensa o retribución recibida de fuerzas externas. Nosotros somos responsables de nosotros mismos, y nadie más puede cambiar nuestras vidas. Por esta razón, es sumamente importante luchar para lograr nuestra propia revolución humana. El Budismo de Nichiren enseña que nosotros somos
responsables tanto de los aspectos positivos como de los negativos de "nuestra vida y, también, que - tenemos el
poder innato para crear los beneficios y disminuir las pérdidas.
8. PRACTICAR EL BUDISMO EN LA VIDA DIARIA
Todos tenemos roles que desempeñar en nuestra vida -sea como padres o cónyuges, trabajadores o estudiantes. La fe en las enseñanzas del Budismo de Nichiren nos capacita para cumplir esos roles y realizar el potencial humano que es único en cada uno de nosotros. Mientras más luchamos por aplicar la práctica budista, más descubrimos su validez y, así, profundizamos nuestra fe. El Budismo de Nichiren está enraizado en la realidad y enfatiza la inseparabilidad de la fe y la vida diaria.
Nosotros no somos budistas sólo cuando oramos o asistimos a reuniones. Mientras utilizamos el poder interior, la sabiduría y la misericordia de nuestra práctica en el hogar o el trabajo, podemos experimentar verdaderamente el valor del Budis mo. En consecuencia, sin, descuidamos las responsabilidades y desafíos que encontramos en nuestra familia, comunidad o sociedad, no podemos decir que hayamos comprendido apropiadamente la fe. La fe penetra las actividades diarias, y nuestro hogar u oficina son los lugares precisos para mostrar el humanismo y la misericordia de la enseñanza del Daishonin.
Todos tenemos muchos desafíos en la vida. En ocasiones, utilizamos nuestra fe como una excusa para la inacción o como un escape para las duras realidades. Si asumimos la actitud facilista de: "El Gojonzon cuidará de todos mis problemas", estamos siendo irresponsables y disfrazándolo como fe. O, si utilizamos nuestra práctica como una licencia para causar sufrimiento -sea a budistas o no budistas- pensando, "Puedo hacer lo que me plazca porque entono la Ley", esa actitud debe ser considerada como arrogante.
Conforme oramos al Gojonzon debemos emprender acciones concretas, desafiándonos a cada paso del camino. Conforme aprendemos más de las enseñanzas del Daishonin, debemos practicar lo que aprendemos. La acción sin oración es como una rueda que gira, pero la oración sin acción no pasa de ser un espejismo. Cuando oramos al Gojonzon "tan seriamente como para producir fuego de la leña húmeda, o como para obtener agua de la tierra reseca” (“Sobre reprender la calumnia de la Ley y erradicar las malas causas", WND, 444), definitivamente podemos hacer posible, lo que previamente había parecido imposible. El Budismo florece sólo cuando enfatiza profundamente en medio de la realidad.
9. COMPARTIR EL BUDISMO CON CONVICCION
Nichiren Daishonin le dijo una vez a su seguidor, Nanjo Tokimitsu: "Desde que nací hasta hoy, nunca he conocido un momento de tranquilidad; solo he pensado en la propagación del daimoku del Sutra del Loto" (“Persecución con espadas y varas", WND, 965). Aquí, "daimoku" se refiere al Nam Miojo Rengue Kio como un título. El Daishonin aclara cómo dedicó toda su vida a la propagación del Budismo.
En otra carta, el Daishonin explicó: "Usted no debe perseverar sólo; también debe enseñar a otros. Enseñe a otros con lo mejor de su capacidad, aunque sólo sea una simple oración o frase" (“EI verdadero aspecto de todos los fenómenos", WND, 386). En muchos de sus escritos, el Daishonin enfatizó la importancia de compartir sus enseñanzas. La comunicación de su Budismo a nuestros amigos fortalece nuestros recursos interiores y profundiza nuestra fe.
Muchos de los primeros miembros de la Soka Gakkai compartieron la enseñanza del Daishonin con otros a pesar de graves dificultades personales. Ellos practicaron valientemente, trabajando por la felicidad de los demás mientras desafiaban sus propias circunstancias. No esperaron hasta tener alguna "prueba" - más dinero o una casa más grande. Independientemente de su apariencia, estatus o posesiones, estos miembros pioneros compartieron la enseñanza del Daishonin con el sincero deseo de conducir a las personas hacia vidas más felices. La verdadera prueba real de su fe estuvo en su espíritu indomable para confrontar las dificultades y, en medio de ello, cuidar de otros.
El propósito de la religión es construir la felicidad. Abrazando a las personas que sufren, vertiendo luz en el camino hacia la realización, la Soka Gakkai ha venido luchando todo el tiempo por realizar este propósito. Durante la Segunda Guerra Mundial, el primer presidente Makiguchi y el segundo presidente Toda fueron arrestados por su rechazo al estado Shinto, mientras que el clero de la Nichiren Shoshu, temiendo la per secución, comprometió su fe. Makiguchi y Toda mantuvieron sus creencias en medio de esas circunstancias extremas, y siguieron expresando su convicción religiosa incluso con sus guardias e interrogadores. Las raíces espirituales de la SGI se encuentran en esa dedicación altruista.
Mientras luchamos por alcanzar nuestras metas y realizar nuestros sueños mediante la práctica del Budismo de Nichiren, a menudo experimentamos impedimentos para nuestro progreso. Explicando, Nichiren Daishonin cita al erudito budista chino del siglo VI, T'ien-t'ai: "Conforme la práctica progresa y la comprensión se desarrolla, los tres obstáculos y cuatro demonios surgen en formas confusas, compitiendo entre ellos para interferir. No se debe ser influenciado ni atemorizado por ellos. Si se cae bajo su influencia, se será conducido a los caminos del mal. Si se es atemorizado por ellos, se será impedido de practicar la enseñanza correcta" ("Carta a los hermanos", WND, 501). El Daishonin añade, "Esta afirmación no se aplica sólo a mí, sino que también es una guía para mis seguidores. Reverentemente hagan suya esta enseñanza, y transmítanla como un axioma de fe para las futuras generaciones". (Ibid.).
En el pasaje de T'ien-t'ai, "los tres obstáculos y cuatro demonios" se refiere a los diversos obstáculos e impedimentos, tanto intemos como extemos, para nuestra práctica budista. Así como una nave que avanza rápidamente surca a través de olas mas grandes y vientos más fuertes, cuando practicamos para descubrir la innata condición de la Budeidad, nuestra vida experimenta resistencia tanto del interior como del exterior. Cuando purificamos nuestros sentidos mediante la práctica, también comenzaremos a ver aquello que antes escapaba a nuestra visión ilusionada.
Si dejamos de practicar, al primer indicio de un obstáculo, sin embargo, no podremos alcanzar el destino de la felicidad absoluta ni librar nuestra vida de la ilusión, aunque podamos experimentar la calma del estancamiento o la comodidad familiar de nuestra oscuridad interior. Por esto es importante estudiar el Budismo. Como lo expreso T'ien-t'ai, los obstáculos para nuestra felicidad aparecen "en formas confusas". Las obstrucciones pueden no parecer siempre adversas. Algunos obstáculos pueden parecer favorables pero sirven para minar nuestra práctica del Budismo. Por esta razón, debemos discernir la verdadera naturaleza de nuestras circunstancias a través de la sabiduría desarrollada como resultado del estudio y la práctica. Es importante desarrollar el coraje para transformar las debilidades para enfrentar los obstáculos tal y conforme aparecen.
Cuando el Daishonin fue exiliado después del fallido intento de ejecución, la mayoría de sus discípulos renunciaron a su fe debido al acoso del sogunato: expulsión, multa o confiscación de propiedades. Cuando el gobierno militar japonés apreso a los Líderes de la Soka Gakkai durante la Segunda Guerra Mundial debido al rechazo del estado Shinto por parte de la organización, todos excepto Makiguchi y Toda abandonaron su fe. Estos ejemplos demuestran que el desarrollo de la sabiduría y el coraje mediante la práctica nos permite superar incluso obstáculos insuperables.
Llegar a ser feliz es sinónimo del proceso de superar los impedimentos para nuestra felicidad. Después de todo, el ser budista no significa que seamos inmunes a las vicisitudes de la vida. Desde la perspectiva del Budismo de Nichiren, cualquier obstáculo que encontremos en el curso de nuestra práctica demuestra nuestro progreso, convirtiéndose en una oportunidad para una mayor desarrollo. Por esto el Daishonin advierte: "Algo extraordinario también ocurre cuando una persona común alcanza la Budeidad. En ese momento, los tres obstáculos y cuatro demonios aparecerán invariablemente, y el sabio se regocijará y el necio retrocederá" ("Los tres obstáculos y cuatro demonios", WND, 637).
10. DESAFIAR LA “OBSCURIDAD FUNDAMENTAL”
Toda vida es igualmente valiosa. Las enseñanzas de Nichiren valoran especialmente la igualdad y la santidad de la vida. EI declaro que todos poseen el potencial para la felicidad absoluta y el poder para hacer del mundo un lugar mejor. En otras palabras, cada persona es importante no sólo para ella misma, sino también para todo el planeta. Pero la comprensión intelectual de este principio no se traduce automáticamente en respeto de sí mismo, para no mencionar el respeto a otras personas. Nuestras vidas también están imbuidas con lo que el Budismo llama “Ia oscuridad fundamental", la ilusión humana profundamente asentada que nos impide respetar todas las formas de vida y nos provoca a tomar ventaja de otros para nuestros propios fines egoístas.
Así como no podemos alcanzar una felicidad genuina sin superar obstáculos, tampoco podemos descubrir la iluminación sin desafiar la oscuridad fundamental. La práctica budista brinda la oportunidad de vencer en la lucha entre la iluminación y la ilusión; es un proceso para derrotar la oscuridad fundamental mientras se lucha por proteger la dignidad humana. Esta oscuridad interior se manifiesta a menudo en tendencias autoritarias como inclinarse ante personas de mayor influencia o ejercer algún control sobre otras a fuerza de nuestro propio poder. Conforme derrotamos a quienes tratan de controlarnos reflexionando en nuestras tendencias, nos hacemos claramente conscientes de los aspectos positivos y negativos que poseemos. Conforme desafiamos nuestra propia falta de estima, tanto por nosotros mismos como por los demás, solidificamos la fe en nuestra Budeidad innata, convirtiéndola así en la base de nuestra vida.
El Sutra del Loto describe a los lideres religiosos que sucumben a la oscuridad fundamental y al abuso de su influencia como "despreciar y menospreciar a toda la humanidad" (The Lotus Sutra, trad. Burton Watson, pág. 193). El sutra alienta a sus practicantes a desafiar la influencia de la autoridad religiosa corrupta declarando la universalidad de la Budeidad, que es la verdadera enseñanza del Buda (LS, 192-95). En verdad, el mensaje de dignidad humana de respetar a las demás personas, en especial a quienes sostienen el Sutra del Loto, es de la máxima importancia. El Sutra concluye con el mandato del Buda: "Si ve a una persona que acepta y sostiene este sutra, debe levantarse y saludarlo desde lejos, mostrándole el mismo respeto que al Buda" (LS, 324). El Daishonin considera este mensaje como "la suprema y principal enseñanza transmitida [del Buda]" (Gosho Zenshu, pág. 781).
La tolerancia genuina hacia todos las personas está basada en nuestra más firme intolerancia hacia cualquier forma de irrespeto por la vida. Respetar a algunas personas será poco sincero si ocultamos la oscuridad fundamental que ellas claramente manifiestan. Pero para desafiar a quienes "desprecian y menosprecian a la toda la humanidad" nosotros tenemos que hacer una autorreflexión honesta y valiente porque también poseemos las mismas tendencias, independientemente de que estén latentes. Sólo desafiando nuestra propia oscuridad fundamental así como a quienes abusan de su autoridad, podremos revelar nuestra Budeidad innata.
11. DESPERTAR NUESTRO SENTIDO DE MISION
A menudo no nos detenemos a preguntarnos "¿Qué voy a hacer de mi vida?". Distraídos por la rutina diaria, podemos pensar, "Estoy muy ocupado para pensar en el significado de la vida", mientras en lo más profundo tememos la posibilidad de que nuestra vida pueda no tener propósito alguno. En verdad, nosotros buscamos algo o alguien por quien vivir, pensando que la vida vivida con algún propósito es mejor que vivir por nada.
Una vida significativa es vivida con una misión honesta y libremente escogida. Mientras más noble y profunda sea nuestra misión, más feliz y realizada se hará nuestra vida. El verdadero significado de la vida, sin embargo, no proviene de afuera, ni es algo que se nos da. Nosotros mismos debemos cultivarla. Nuestro propósito en la fe es establecer la felicidad absoluta más allá de esta existencia, por toda la eternidad. Comparada con la eternidad, nuestra existencia actual puede parecer que dura sólo un momento. La fe en la Ley Mística, no obstante, nos permite establecer una base de indestructible felicidad en este mundo, delineando nuestra misión eterna como seres humanos.
Nichiren Daishonin escribió al sacerdote exiliado, Sairenbo, "Si usted comparte el mismo espíritu que Nichiren, debe ser un Bodhisattva de la Tierra" ("El verdadero aspecto de todos los fenómenos", WND, 385). En varios de sus escritos, el Daishonin se identificó con el líder de los Bodisatvas de la Tierra. "Bodisatvas de la Tierra" significa los innumerables bodisatvas que aparecieron en el capítulo "Irrumpir de la Tierra" del Sutra del Loto. Shakyamuni les confió la misión de propagar la Ley después de su muerte. Los Bodisatvas de la Tierra no son dioses que descienden del cielo. Su irrupción significa que son personas comunes firmemente basadas en las realidades de la vida. El sutra los describe como que poseen capacidades espléndidas, gran sabiduría y la voluntad para soportar toda suerte de dificultades en bien de la verificación de la Ley Mística. Aquellos de nosotros que propagamos sinceramente la Ley Mística y mostramos victoriosas pruebas de nuestra fe son considerados como Bodisatvas de la Tierra.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el primer presidente Makiguchi y el segundo presidente Toda soportaron la opresión del gobierno militar. Ellos fueron sucesores del indomable espíritu de Nichiren Daishonin, quien, como un león rey, no capituló ante ninguna persecución. Aunque Makiguchi murió en prisión, su discípulo Josei Toda despertó a su misión. EI comprendió lo que significaba vivir como un Bodisatva de la Tierra, practicando con "el mismo espíritu que Nichiren". En los inicios, la sociedad japonesa criticaba a la Soka Gakkai como una "asamblea de pobres y enfermos". Sin embargo, Toda alentaba a la membresía diciéndole que eran Bodisatvas de Tierra exactamente como estaba predicho en el Sutra del Loto. EI tenia la convicción de que los miembros de la Soka Gakkai no eran sólo enviados del Buda, sino también discípulos directos de Nichiren Daishonin. Cuando mantenemos "el mismo espíritu que Nichiren" para trabajar por la paz y la felicidad de todas las personas, nuestra vida se imbuye de una penetrante riqueza. No tenemos por que temer. Con un profundo sentido de misión como Bodisatvas de la Tierra, podemos ampliar infinitamente nuestra vida, y por consiguiente, crear ondas de paz.
Una noble misión le imparte un sublime significado a nuestra vida. Todos tenemos diversos roles que desempeñar, sea en nuestra familia o en la sociedad en general. Pero cuando despertamos a nuestra identidad esencial como Bodisatvas de la Tierra, le damos un profundo significado a nuestras capacidades individuales. Creamos valores positivos de los eventos desafortunados y las dificultades con un sentido de misión que nos posibilita conducir vidas esperanzadas y valientes.
12. APRENDIENDO DEL MAESTRO
En su tratado, "Conversación entre un sabio y un hombre no iluminado", Nichiren Daishonin dice, "Tanto el maestro que expone los principios del Sutra del Loto como el discípulo que recibe sus enseñanzas, se convertirán en corto tiempo en budas a través del poder del Sutra del Loto" (WND, 133).
El establecimiento de la relación de maestro y discípulo no debe ser formal o esotérico. Mas bien, debe propor-cionar un camino para que los discípulos aprendan cómo practicar el Budismo del ejemplo de un maestro. Esa relación no debe ser jerárquica, ni un medio para controlar, ni una lealtad u obligación construida mediante una obediencia coercitiva.
En el Budismo del Daishonin, maestro y discípulo están en una posición de absoluta igualdad, compartiendo el mismo objetivo de diseminar la verdad de la práctica budista. El maestro valora el potencial del discípulo, mientras que el discípulo, inspirado por el ejemplo del maestro, gana convicción en su Budeidad innata. Por esta razón, el éxito de esa relación se desarrolla principalmente a través de la propia conciencia del discípulo.
Para nosotros, los maestros demuestran la grandiosidad del Budismo mediante sus propias acciones, dedicadas a propagar el Budismo en bien de todas las personas. Los discípulos luchan por aprender las enseñanzas esenciales del Budismo de sus maestros mientras se esfuerzan por la meta común de la paz y la felicidad. Mediante sus dedicados esfuerzos, los discípulos viven realmente el Budismo, y no simplemente lo estudian como un concepto intelectual. Una genuina relación entre maestro y discípulo, en consecuencia, anima la práctica budista. En su ausencia, el Budismo pierde su base en la realidad y se deteriora en la formalidad.
El camino del mentor y el discípulo es esencial para nuestra práctica budista pero no tiene nada que ver con el estatus en la sociedad o la posición en la comunidad budista. La conexión entre maestro y discípulo no esta determinada por la proximidad física ni por el estatus. Antes bien, el juramento de un discípulo de propagar la Ley y contribuir con la felicidad de los demás define la relación del discípulo con el mentor. Aunque ambos son únicos en su carácter, los discípulos se identifican con el maestro a través de la dedicación a los mismos ideales humanísticos del Budismo.
Debido a que los tres presidentes fundadores -Makiguchi, Toda e Ikeda- estuvieron plenamente conscientes de la importancia de la relación maestro y discípulo, ellos propagaron el Budismo a una escala sin precedentes, posibilitando así que muchas personas conduzcan vidas realizadas. De sus ejemplos, podemos aprender el espíritu y la práctica esenciales del Budismo de Nichiren y, compartiendo su compromiso con la paz y la felicidad de la humanidad, desarrollar nuestro propio potencial supremo de la Budeidad.